La secta del perro 1

Ser tonto y tener trabajo, eso es la felicidad
G. Benn

Diogeneswaterhouse_1
Hace unos días que releeo Crítica de la Razón Cínica de Sloterdijk y lo hago acompañado con el libro de Diógenes Laercio que detalla la vida de la secta filosófica de los cínicos: los canes.
Ser cínico, en el mundo actual, revela una actitud de desaire a la sociedad de consumo y a sus normas... sorprender con ironía y sarcasmo, a la usanza del cínico clásico ¿es posible en un mundo donde la concretud visual gana terreno a las formas del pensamiento lingüístico?
Ser cínico (el alemán distingue dos palabras [Kynismus y Zynismus] para referirse al cínico actual y al clásico), por otra parte, en la actualidad, es aquél que sabiendo que su actitud es contraria a la verdad utiliza la coartada, la máscara... la desvergüenza clásica es trocada por la desfachatez que no busca la verdad sino el enturbiamiento de la misma.

Como señala Sloterdijk:

Desde aquí se perfila fácilmente el sentido de la desvergüenza. Desde que la filosofía ya sólo es capaz de vivir hipócritamente lo que dice, le toca a la desvergüenza por contrapeso decir lo que se vive. En una cultura en la que el endurecimiento hace de la mentira una forma de vida, el proceso de la verdad depende de sis se encuentran gentes que sean bastante agresivas y frescas ("desvergonzadas") para decir la verdad. Los poderosos abandonan su propia conciencia ante los locos, los payasos, los cínicos; por eso deja la anécdota decir a Alejandro Magno que que querría ser Diógenes, si no fuera Alejandro. Si no fuera el loco de su propia ambición, tendría que hacer de loco para decir a la gente la verdad sobre sí mismo. (Y cuando los poderosos comienzan por su lado a pensar cínicamente -como saben la verdad sobre sí mismos y, sin embargo, "siguen adelante"- entonces realizan al completo la moderna definición del cinismo.)

¿Quién se atreverá a llenar la lámpara? Son bienvenidas las primeras piedras...