
A Marco Sifuentes
Los viejos amigos... cuántos de ellos lo fueron y cuántos quedan. Como dice el poema de Luis Alberto de Cuenca
Cuando pienso en los viejos amigos que se han ido
de mi vida pactando con terribles mujeres
que alimentan su miedo y los cubren de hijos
para tenerlos cerca, controlados e inermes.
Cuando pienso en los viejos amigos que se fueron
al país de la muerte, sin billete de vuelta,
sólo porque buscaron el placer en los cuerpos
y el olvido en las drogas que alivian la tristeza.
Cuando pienso en los viejos amigos que, en el fondo
del mar de la memoria, me ofrecieron un día
la extraña sensación de no sentirme solo
y la complicidad de una franca sonrisa...
De los pocos que quedan, en el respiro de la generación. En los nuevos que aparecen y que tienen, como se ha dicho, la sonrisa franca... pese a la a las circunstancias que a uno le preceden, uno rasga los velos y quiere volver a ser uno y marcar los viejos bailes.
Ahora nuevos
mejores
sin asfaltar.