Creo que no ha habido ni habrá década con tanto jugo para el universo friki como aquella; ni siquiera la de los setenta. Series de televisión las hay desde los cincuenta, pero ¿de cuándo son El Equipo A, El coche fantástico, V o Verano azul...?
Algo parecido ocurre con el cine adolescente. En ninguna otra década se han rodado tantas y tan memorables películas para tiernos infantes y quinceañeros de diversos pelajes. Que sí, que la nostalgia nos hace ver con buenos ojos películas que, artísticamente, valen lo que un grandes éxitos del Fari. Pero, oye, ¿quién va a una boda y no se pone a bailotear con voz aguardientosa si pinchan "Vaya torito / Ay, torito guapo / tiene botines / y no va descalzo..."? Pues eso.

Así que, como esta semana estoy en plan terrorífico, ahí va una lista de las mejores películas de terror adolescentes de los ochenta, sazonada con algunos títulos que no son de terror, pero sí con bons enfants y altas dosis de fantasía.
El club de los cinco (1984). Con ella, llegó la moda. Cinco estudiantes de diverso pelaje se ven obligados a pasar una tarde de castigo juntos -¿o era todo un día?- y acaban sobreviviendo. La peli que demostró que los mozalbetes, unidos, jamás serán vencidos. El On the road de los 80...
Los Goonies (1985). Sí, señor, ahí está. Si El club de los cinco se adentraba en el universo juvenil desde una perspectiva más seria y sociológica, Spielberg y sus Goonies lo hacían desde la más intensa esencia de la aventura. La película que lo tiene todo. Pasarán los años y cambiarán las modas, pero ningún niño dejará de pasarlo bien viendo esta película una y mil veces. Ya tenga ese niño ocho años o treinta.

NOTA: Adviértase el año. 1985 es al cine juvenil lo que 1939 fue al clásico. Una cosecha magnífica.
Los exploradores (1985). Un cruce entre Los Goonies y Encuentros en la tercera fase, esto es, una pandilla aventurera en el espacio. Tenemos al guaperas, al rebelde y al empollón.
Regreso al futuro (1985). Continuamos con Spielberg y con la ciencia ficción, porque llegan McFly y su DeLorean. Nunca una película enseñó tanto vocabulario útil a la chavalería, como "condensador fluzo" o "paradoja en el continuo espacio-tiempo".
De pelo en pecho (1985). Ya teníamos aventuras y ciencia ficción, y ahora llega el terror. Michael J. Fox se había convertido en el rey del cacaué con esta peli y la anterior (¿de qué año?), en este caso paseándose en plan hombre lobo adolescente con mucha más fortuna que Michael Landon unas décadas atrás.
Gremlins (1985). Vale, de acuerdo, igual ésta no es "cine juvenil"... ¿cómo que no? Y si no lo es, me da igual. Todos la disfrutamos por igual en su día, ¿o no? ¿Quién no querría tener un Gizmo en casa? ¿Y quién se acostaría dándole la espalda...?
Noche de miedo (1985). Volvemos a las pandillas aventureras. Unos chavales creen que el vecino es un vampiro y acuden a un actor de cine de terror para que les ayude a cazarlo. ¿Cómo se llama el personaje del actor? Peter Vincent. ¡Peter Vincent! ¿lo pilláis? Peter (Cushing) Vincent (Price). Buena factura y bastante divertida, pero habría de llegar una pandilla terrorífica más memorable.

Una pandilla alucinante (1987). ¡Ja!, buenísima. Estos más que adolescentes son niños, pero da igual. Creo que es una de las pocas cintas donde soporto a un grupo de mocosetes. Drácula, el monstruo de Frankenstein, el hombre lobo, la momia y la criatura del lago. ¿Alguien da más? Todos ellos acaban reunidos en un pueblucho en el que, casualmente, aparece el diario de Abraham Van Helsing en un viejo caserón. Allí vive un grupo de chavales apasionados del terror que viven la aventura de su vida. Cuántas veces no deseé tener una casa como la del protagonista, desde la que veía las pelis del cine de verano sentado en el tejado con su padre comiendo unas hamburguesas...
Jóvenes ocultos (1987). Un grupo de macarras con sus chupas, sus motos, y encima, colmillos. ¿Para qué quieres más? La peli fue muy popular en su día pero no ha envejecido bien. Le falta ese toque nostálgico del resto. La razón creo que está en que se la tomaron demasiado en serio y, claro, así no se puede.
El secreto de los fantasmas (1988). Curiosa mezcla de fantasía y comedia en la que un fantasma utiliza un cuerpo mecánico -o robot- para volver a la vida y ayudar al torpe heredero de un cruel ricachón a hacer justicia. Todo se desarrolla en Hollywood, entre matones y productores. Simática, pero marcó el fin de una época.
