Uno está en un restaurante, disfrutando de una agradable velada con los amigos. Se hacen fotos de éste y aquel lado. En algunas de ellas salen de fondo otros comensales. No pasa nada. Es un local tranquilo, discreto, cada uno a lo suyo. Hasta que llegas a casa, descargas las fotos en el ordenador, y te das cuenta de que los dos abueletes que había detrás eran...
¡Paul Simon y Art Garfunkel! Sí, señor, los papás de la señora Robinson, sin gorra uno y sin peluca otro. Porque sí, el calvete de la derecha es el mismo Artie que sigue luciendo en el escenario esa pelucona rizada que ni las de los carnavales de Cádiz.
Para que luego digan que los dos amigos y colegas siguen peleados. Pues ahí están, disfrutando de una cena en plan relax total. Si es que no hay nada que el tiempo no pueda curar...
Gracias a mi buen amigo Juan García por descubrirme esta divertida instantánea.


