Tu y tú, pánico. El resto, calma

Vaya por Dios, con el buen ritmo que llevaba en el blog, con una media de tres o cuatro entradas semanales, y de pronto este parón. Es lo que tiene la primavera en Sevilla, fiesta por aquí, fiesta por allá, y te saca de tus casillas. Pero bueno, la "temporada" pasó y ahora intentaremos recobrar algo de calma, disciplina y compostura.

Con permiso de Sir Michael (Caine, of course): "Tú y tú, pánico. El resto, calma". O lo que viene a ser lo mismo, que tengo una lista de temas pendiente más larga de lo que me gustaría. A saber: aún no he terminado la corrección de la novela que quería que el editor tuviese ya en sus manos; tenía la esperanza de haber liquidado el primer borrador del nuevo libro antes de las fiestas y éstas han pasado y lo dejé aparcado poco después de lo que vendrá a ser la mitad de la historia; tengo pendientes un par de nuevos artículos para Esquire, los sempiternos aparcados para La Aventura de la Historia, relatos para un par de antologías que se están fraguando... Amén de quehaceres más mundanos pero igualmente necesarios. Y seguir con el blog, claro.

Con calma y buena letra, habrá que "trabajar con alegría", como ya nos enseñó el coronel Saito en El puente sobre el Río Kwai. De momento, la prioridad es terminar la corrección de la novela. El otoño está a la vuelta de la esquina, demasiado próximo teniendo en cuenta todo lo que queda aún por hacer (desde la corrección y edición definitiva a la elección de portada, etc). Ya empiezo a experimentar cierta ansiedad por el gran momento...

Y bueno, digo yo que para ser una primera entrada tras casi dos semanas de mutis por el foro -sin contar las viñetas-, la puesta al día no está del todo mal. Sólo una reflexión más. ¿Tendré que replantearme mi oficio? Hasta ahora tenía la escritura como principal ocupación y la música como algo secundario. Irónicamente, cuando colgué en el blog aquella canción, alcancé el mayor número de visitas y comentarios registrados en más de un año de andadura. Por el contrario, los dos relatos que he colgado apenas han despertado el mismo interés -a tenor de los comentarios- que cualquiera de las entradas más insulsas. Mmm... ¿Debería reflexionar al respecto?