Soy feliz, porque he vuelto a llorar

¡Por fin lo he encontrado! Llevo años bicheando por webs de cine, de vídeos sueltos, en emule... Y nada, no había manera. En cualquier caso, tampoco sabía muy bien cómo definir el objeto de mi búsqueda, por lo que no era cosa fácil. Fue un montaje especial, en una ceremonia de los Oscars a finales de los años noventa. Lo grabé en vhs a partir de la señal pirateada de Canal Plus que teníamos en casa. La señal era mala, en blanco y negro además. Pero nada de eso impidió que viera una y otra vez este vídeo durante años. El resto de la ceremonia -la de 1998, cuando los premios celebraban sus 70 años- me trajo sin cuidado.

¿De qué trataba el vídeo? Pues eran alrededor de cuatro minutos sobre los grandes momentos de la historia de los Oscars, momentos en los que, como no podía ser menos, había sonrisas y lágrimas. La carrera de Sinatra para recoger su premio, la chica india rechazando el de Marlon Brando, las pletóricas sonrisas de Burt Lancaster y Kirk Douglas, el ¡Merci beaucoup! de François Truffaut, el nudista corriendo por detrás de David Niven, el discurso de Richard Pryor, el tartamudeo de Jonathan Demme... Un repaso a los trajes de las estrellas, a los rostros a la espera de llevarse o no el premio, a las primeras ceremonias... El vídeo tiene cuatro segmentos, dos con fondo musical animado y dos con temas más melancólicos -incluido, of course, ese infalible Canon de Pachelbel-, y con cada segmento, la emoción va aumentando.

Os recomiendo que lo veáis entero, pero si vuestra vida es demasiado atareada, y a pesar de todo guardáis algo de amor cinéfilo en vuestro corazón, no dejéis de ver la última parte (comienza hacia el punto 3:40). Canta Elton John -no todo iba a ser perfecto-, y la primera imagen es un anciano Kirk Douglas recogiendo el Oscar honorífico (como todos los que vendrán luego) y anunciando orgulloso: "Puedo ver a mis cuatro hijos. Ellos han nacido de este viejo". Suma y sigue: Henry Fonda, con ese andar majestuoso y honrado como si llevase la nación sobre sus hombros, y Laurence Olivier, y un John Wayne a pocos meses de la muerte, aguantando el calor del traje de neopreno bajo el esmoquin, porque el cáncer lo había devorado hasta los huesos; y Cary Grant llorando, y Christopher Reeve en su silla, y Charles Chaplin ¡por fin! reconocido... Cierra James Stewart, con su voz inconfundible: "Me habéis dado una vida maravillosa. Dios os vendiga".

Puede que el montaje os resulte una chorrada, puede que os robe una sonrisa, tal vez una lágrima. Yo, ahora que por fin lo he localizado, lo guardaré como oro en paño. Lo he vuelto a ver esta mañana y me ha emocionado de nuevo, como suponía; como esperaba. ¡Cómo hubiese llorado si el vídeo no me hubiese hecho llorar como entonces! Porque he cambiado mucho en los últimos diez años, lo sé, pero esperaba no haber llegado a tanto.

Por suerte, sí que me he emocionado tanto como entonces, tanto como, estoy seguro, las siguientes veces que lo vea. Porque toda esa gente, esos actores, actrices, directores, no son mi familia, no son mis amigos, no los conozco en persona ni probablemente me caerían bien muchos de ellos. Pero todos, o la mayoría, forman parte ineludible de mi memoria sentimental, de mi nostalgia más íntima, y por eso a todos ellos les guardo un cariño muy especial.

Todos ellos, a través de sus películas, me han hecho pasar infinidad de buenos ratos, y estoy seguro de que me deparan muchos más. He aprendido con ellos, he reído con ellos, he llorado con ellos, he viajado con ellos. Con ellos, con la gente del cine, sea como sea su lado oscuro, la vida es siempre un poco más agradable. Y eso es algo grande.

God bless you

PD: Mr. X, no sé si llegaste a ver este vídeo en su día. En cualquier caso, va dedicado especialmente a ti.