
Exististe en Madrid en las tardes, en aquellas que los libros se callan... en los bares trasegados con miles de trenes que iban al sur...
en la lluvia que caía a cántaros y que invitaba a detener la marcha mientras una cerveza cobijaba...
en los días de Saturno
y allí estabas sonriente aunque las caminatas iban a conocer el mar
estabas en las farolas que devolvían una pestaña
y girabas en pie antes que los jardines animaran
lo que vendrá
estabas en cientos de copas y había vino y cigarros
empeñados en cercenar la madrugada deteniendo
los soles...
Allí, allí,
estabas
y aquí estás...
