
Pero además, debo reconocerlo, me ha hecho ilusión verme destacado en una sección inicial en la que suelen resaltar siempre a cuatro colaboradores del número en cuestión, incluyendo su fotografía y aportando cuatro detalles biográficos con el peculiar estilo Esquire de ver las cosas. En mi caso, me presentan como "periodista y autor de biografías y libros sobre la música y la (buena) vida". Y apuntan: "se dice que Sinatra es su Dios y Dean Martin su profeta".
Para rematar la cosa, vuelvo a tener la suerte de estar en un número con una portada que me encanta: nada menos que Mikey -Randy The Ram- Rourke. El nuevo perdedor entrañable del cine actual al que en breve habrá que dedicarle una entrada de la serie Benditos malditos.
