Fería del Libro Viejo de Sevilla

¿Qué mejor plan para una tarde de sábado que pasarla entre buenos amigos dando vueltas por una feria del libro viejo. Pues eso precisamente es lo que haré esta tarde. Un cafetito para entonar el cuerpo y, luego, de cabeza a las casetas, a llenarme los dedos de polvo y dar rienda suelta a mi capacidad de sorpresa.

La feria del libro "normal", ésa a la que asisten Gala, Pérez Reverte y demás best sellers españoles, nunca me ha atraído demasiado. Más bien nada. Al fin y al cabo, es como darse una vuelta por La Casa del libro, pero con famoso incluido: en todos los mostradores hay más o menos el mismo material, el que ya te esperas, el que llevan meses promocionando.

En cambio, la del libro viejo es toda una aventura. ¿Qué encontraremos? ¿Qué libro descatalogado, qué edición de nuestra infancia, qué autor del que una vez oímos hablar y nunca encontramos? Me encanta. Es como una feria de vinilos. Marta, mi mujer, es mi amuleto secreto. Ella mira, rebusca, y cual fantástica hechicera, saca al azar un volumen que, indiferente para ella, resulta ser una joya para mí que me deja boquiabierto.

A ver si hoy tenemos suerte en la búsqueda. Y para los que no tengan la suerte de poder ir, o incluso recelen de estos núcleos de adquisición de papeles impresos y cosidos... aquí dejo unas pocas sentencias sobre ese maravilloso mundo de los libros.

Todo aquel que lee, deja en un cajón de sus recuerdos una anécdota más para su existir.

La lectura de un texto es el medio que utiliza su autor para entablar amistad con su lector.

Toma este libro como un billete sin regreso al país de la lectura.

Un libro abierto es un cerebro que habla, cerrado un amigo que espera, olvidado un alma que perdona, destruido un corazón que llora.

La lectura nos abre las puertas del mundo que te atrevas a imaginar.

El buen lector, es aquel, que al terminar un libro es capaz de escribir una página mas.

Amar la lectura es cambiar horas de hastío por horas deliciosas.

La lectura es como vivir una eternidad; mientras más lees, más tiempo vives.

Un buen libro es como un buen viaje, se empieza con inquietud y se termina con melancolía.

Leer sin reflexionar es como comer sin digerir.

Quien lee muchos libros y no piensa nada sobre ellos, es como una estantería.

La lectura, es como la vida: siempre se debe realizar con entusiasmo.

El título de un libro condena a sus lectores.

Los libros tienen su orgullo. Cuando se prestan, no vuelven nunca.

Analfabeto no es aquella persona que no sabe leer, analfabeto es aquella persona que sabiendo leer no lo hace.